Emily Dickinson (1830-1886), genia de la literatura universal, escribió centenares de poemas, de los que conocemos 1786. Indiferente a la fama, que no alcanzaba su talla, no publicó casi nada en vida. Revolucionó con su vida la política sexual de su tiempo. Con su obra, llevó a la poesía lo nunca dicho hasta entonces de la sensibilidad y del placer femenino libre, en el que el amor carnal y el espiritual son inseparables. Su vida y su poesía dependieron del amor de su compañera de estudios y después cultísima cuñada Susan H. Dickinson, de cuya casa le separaron solo un seto, un sendero, un peldaño de lava y una puerta entreabierta.
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