OXFAM SKILLS AND PRACTICE

Tools and frameworks for gender-sensitive analysis have long been used in development contexts. They can help to clarify issues of gender bias, discrimination, and inequality, and to identify possible strategies for change.
This book presents a number of established gender analysis frameworks and suggests modifications to suit educational settings, highlighting strengths and limitations and using case studies drawn from education.
It also explores other tools for gender analysis largely drawn from Participatory Rural Appraisal (PRA) resources, and includes a chapter on
curriculum materials. Practising Gender Analysis in Education is a companion volume to A Guide to Gender Analysis Frameworks (1999, 0xfam).
Fiona Leach is a specialist in gender and education in the field of educational development. She has taught in Sudan, Egypt, and Zaire, and currently lectures and researches at the University of Sussex.
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El odio hacia las mujeres no es nuevo ni excepcional. Su origen se pierde en la noche de los tiempos y se ha manifestado de manera constante a lo largo de los siglos. La misoginia no es algo que se circunscriba a cierto ámbito cultural; aparece lo mismo en las obras de los antiguos filósofos griegos y en los sermones de prominentes figuras religiosas de la Edad Media que en las manifestaciones populares de nuestros días. La encontramos entre los pueblos menos civilizados, pero también en las naciones supuestamente más avanzadas.
Aunque el -hombre- ha sido siempre el termino neutro de la humanidad, los estudios de género demuestran que -no se nace hombre, uno se convierte en hombre-, es decir, que el patrón masculino se conforma según una construcción cultural. Tanto en España como en otros países, han surgido grupos de investigación sobre la condición masculina que ponen en cuestión dicho modelo.
La condición de exclusión política y económica de las y los sujetos jóvenes tanto en México como en Latinoamérica y otras latitudes, se ha convertido en un generador de miedo, reproduciendo violencia. Aunado a ello, los sectores juveniles menos favorecidos también tienen el temor de perder la vida y sus vínculos afectivos, de salir del modelo dominante de masculinidad, de no lograr el éxito y no tener ocupación en una sociedad trabajadora y consumista, que no genera empleos dignos para poder construir un futuro prometedor en sus vidas. Una gran parte de las juventudes resiste al sistema imperante, como actores y sujetos sociales activos, que emergen en otras formas y tienden a cuestionar el orden dominante.
