Bernard Quesnay pertenece de lleno al ciclo de novelas psicológicas. La acción se sitúa en una pequeña ciudad normanda en 1919. El protagonista — que da título a la obra — es el heredero de una dinastía de fabricantes textiles. Tras la guerra, debe afrontar la responsabilidad que lleva aparejada el ser jefe de la empresa. Además, el ambiente provinciano le ahoga, después de haber conocido el brillo de la capital. En resumen, una obra autobiográfica —más en el ambiente que en la trayectoria—, matizada maravillosamente por la extraordinaria sensibilidad de Maurois, y a la que muchos críticos han considerado la mejor de sus novelas.
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